JORNADA 10ª – ¿Tienes el video preparado para grabar?

Si ganar siempre produce satisfacción, hacerlo de la forma en que lo hemos conseguido esta tarde sabatina contra el Azkar Lugo te lleva casi a un éxtasis de naturaleza místico-ascética. Son requisitos imprescindibles que el rival sea de entidad (Lugo lo es), que le veas las orejas o los colmillos al lobo (dos dentelladas nos había dado el lobo lucense en el primer tiempo ganándonos 1-2 en ese parcial) y que se den otra suerte de factores añadidos, como han sido tener que disputar los 2 minutos decisivos del partido, con sus ciento veinte segundos, y a falta de 8 minutos para la conclusión, con un jugador menos (por la expulsión de Alvaro).

Con todos estos ingredientes en la coctelera, se añade como toque mágico un buen chorrete de arte futbolístico, medio kilo de esa casta que siempre tendrá el galgo ganador, y conseguiremos la obra maestra, el disloque, la pincelada sublime enmarcada para el 4-2 y para la historia. Enhorabuena, Vinicius. Y gracias.

No me he podido resistir, tenía ganas de comenzar a relatar el encuentro de esta tarde y lo he hecho casi por el final, por la apoteosis, pero es que, como ya he dicho, este partido se resume en esos dos minutos cósmicos.

Duda tenía claro lo que quería que hiciera su equipo y puso en cancha inicialmente lo que podría considerarse un cinco de gala, con Juanjo en la portería, Kike, Fran Serrejón, Bacaro y Wilde. La primera parte es como si ya la hubiéramos visto en encuentros anteriores: El Pozo dominando de forma permanente, pero con inusitado empeño en penetrar por el centro de la zaga contraria. Uno tras otros, los reincidentes disparos frontales salían rebotados del excelente entramado defensivo que lideraba magistralmente por el “informático” PC, sin que apenas unos pocos consiguieran alcanzar el marco contrario por ese buen hacer.

Cuando no teníamos el balón, El Pozo intentaba presionar arriba, pero lo hacíamos de una forma un tanto deslabazada e inquieta. Fruto de este mal acompasamiento en la presión surgían las embestidas a la contra del Azkar, tan eléctricas como el azul de su indumentaria. En el minuto 8, Fernandinho, tras un par de avisos batiéndose en solitario en la posición de pívot, le buscó la espalda a nuestra defensa y consiguió meter la pierna lo justo para darnos el primer mordisco. Nuevamente a jugar contra el marcador. Sin que pueda decirse que lo estuviéramos haciendo mal –el partido estaba respondiendo a las expectativas, a pesar de los pocos goles-, seguíamos estrellándonos una y otra vez contra el sabio planteamiento lucense. Parecía como si se hubieran traído un pedacito de ese monumental Patrimonio de la Humanidad que sirve de cinturón a la vetusta Lugo y lo hubieran plantado ante su portería. No habíamos estado nada acertados en la estrategia a balón parado hasta el minuto 13, cuando Wilde, ¿quién si no?, supo aprovechar un mínimo resquicio en el muro para establecer el empate.

De ahí al final de la primera parte, más de lo mismo. El Azkar no se inmutó con nuestro gol y mantuvo su planteamiento. Sabían que, tarde o temprano, volverían a tener su momento. Y así fue como a falta de un minuto para el intermedio -¿qué mejor momento?-, Paulinho, “el chino” a pesar de su ascendencia medio japonesa, en una exhibición de depurada técnica individual, se deshizo de la presión con un brillante regate y aprovechó la superioridad para endosarnos el segundo.

Tras el descanso tuvieron que pasar cinco minutos para que Bácaro consiguiera soltar a gusto uno de esos latigazos con su zurda italiana. Chenlli dio la sensación de tocarla, pero el 2-2 ya tenía rúbrica. Tan sólo 1 minuto después, Fran Serrejón quiso unirse a la fiesta y emulando al mejor de los rematadores, colocó un derechazo en el mismo ángulo oscuro en el que dormía el arpa que cantara Bécquer.

Sin embargo la poesía aún estaba por llegar. Y no fue precisamente muy poética la interpretación del reglamento que aplicó la fondona pareja arbitral, mostrándole la segunda amarilla a Alvaro (la primera fue merecida por un flagrante agarrón a Marcelo, que se mostró muy incómodo los minutos que jugó al no encontrar justificación alguna para fabricar alguna de sus figuradas caidas).

Con la consiguiente expulsión, vimos peligrar el recién conseguido vuelco en el tanteador, al tener que quedarnos en inferioridad durante dos minutos. Pero fue todo ponerse en balón en juego para que, cual jabalí herido, el triplete que manteníamos en pista con Vinicius, Wilde y Cobeta, cual de ellos más mordedor, se lanzaran al asalto de la gloria. En sus tiempos, Helenio Herrera llegó a afirmar que se juega mejor con 10 que con 11. Vinicius se encargó ayer de demostrar que se puede llegar a jugar mejor con 3 que con 4, cuando tras recuperar un balón en esa defensa en minoría a la que estábamos obligados, decidió tomar el camino más recto para consagrarse como héroe del partido. Fue la suya una acción escueta, una especie de pareado mágico driblando contrarios para rematar una rima certera con el gol (4-2).

Con uno menos en la pista, uno más en el marcador. Uno que podrían haber sido dos cuando Wilde fabricó, a continuación, otro artístico regate y se la puso en bandeja a Cobeta. Pero el bravo madrileño, que no tuvo su mejor día, rompió el huevo. Juliá Naranjo se vio obligado a pedir tiempo muerto, pero no consiguió aprovechar la ventaja numérica. El partido había cambiado radicalmente. Lugo, después de la comodidad de la primera parte, tenía la obligación de atacar, pero no llegaba a encontrarse. Ni siquiera el 4-3 en semifallo de Werner y del, hasta entonces aburrido, Juanjo, habría de volver a inquietarnos, porque Vinicius tardó poco en volver a poner tierra de por medio, aprovechando un tiro directo sin barrea tras evidente manotazo al balón de PC.

El honor de poner la guinda al partido le correspondió nuevamente al maestro pastelero Wilde, cuando enganchó un derechazo con mucha mala leche y un par de kilos de creciente desde la misma defensa, consiguiendo superar por alto a Chenlli. De nada sirvió su acrobática estirada; el gol de la jornada había sido creado muy a su pesar. ¡Pongan los videos a grabar, que la ocasión lo merece!

Del resto de encuentros disputados, llama poderosamente la atención el empate sin goles en Móstoles, pues el equipo visitante era el que más “tino” había demostrado hasta ahora. Lo que sucede es que Paco Sedano por los locales, y Cristian por los visitantes, fueron los auténticos protagonistas y dieron un auténtico recital parándolo absolutamente todo.

En Vigo, el Celta de Vigo protagonizó la machada, derrotando a un Playas de Castellón que, a pesar de Fernandao, parece empeñado en complicarse la temporada. Derrocharon la inicial ventaja los de Adolfo Ruiz (llegaron a contar con un 0-2) y, como si de una timba de póquer se tratara, los celtiñas pusieron otros dos encima de la mesa, para plantarse con un 4-2. Entonces el nuevo artículo 33 del reglamento condenó a los locales a jugar en inferioridad hasta en dos ocasiones. Playas no perdonó y consiguió volver a establecer el empate. Pero lastimosamente para sus intereses, en un último coletazo gallego se quedaron compuestos y sin puntos.

En Barcelona, la visita del Caja Segovia se saldó con un empate a tres. Y en Santiago, Lobelle se deshizo del incómodo Gestesa por un nada holgado 4-2.

En Benicarló hubiera podido darse idéntico resultado, pero un gol postrero de De Bail catapultó a la victoria a los hombres de Miki, volviendo a convertir a los de Martorell en cenicienta de la Liga y enviándolos a custodiar la puerta de atrás, justo donde comienza la ruta de la Plata.

Zaragoza recibió la visita del líder y, como era previsible, se quedó como estaba al principio. El Interviú se llevó los puntos en juego (aunque de forma ajustada 3-4) lo que les permite seguir ostentando la primera plaza de la clasificación.

Por último, en Torrejón, el MRA se tomó otra copita del dulce licor de la victoria, consiguiendo una nueva goleada (3-6) como la que endosaran entre semana al aspirante Lobelle. ¿Alguien había descartado ya a los de Pamplona? Pues que vuelva a tomarlos en serio, porque vuelven a conseguir carnet VIP en la clasificación. Me alegro por los de Imanol Arregui, toda vez que ya les hemos rendido pleitesía con nuestra reciente visita.

Confíemos en que, por el bien de nuestra competición, el cuantioso contingente italo-brasileño que se marcha esta semana a disputar encuentros internacionales con más o menos aires de pachanga, vuelva sin ningún tipo de contratiempo.

Por si sirve de algo, y dado que la selección brasileña bebe casi en exclusiva de nuestra Liga, creo que no estaría de más proponer a la Federación Brasileña que disputaran sus encuentros internacionales en nuestro país, y así ahorrarían una buena pasta en desplazamientos, ¿a que es buena idea? Dicho queda.