4ª JORNADA (entre semana)

Lo bueno que tiene jugar entre semana es que si vienes de una buena racha, tienes mayores posibilidades de continuarla, como si el efecto embaucador del perfume de la victoria perdurara. Lo malo es que si tocó la de arena en el partido anterior, el estado anímico resulta un aditamento perverso que puede conllevar un nuevo tropiezo.

Esto mayormente es lo que ha sucedido en el transcurso de la cuarta jornada, disputada en su práctica totalidad (con excepción de los partidos de Lugo y Móstoles) ayer martes 3 de octubre, con las retóricas victorias de los dos equipos que se han ganado en las últimas temporadas, y por méritos propios, el honor de morar en esa especie de ático de la clasificación que es el liderato, mirando desde arriba (que no por encima del hombro) al resto de los equipos. Por supuesto estoy hablando de la máquina verde de Jesús Candelas y su legión de inmigración brasileña y de nuestra máquina sinfónica pocera, con la batuta del maestro Duda, recién pintadita de rojo -por lo de la nueva equipación de este año-.

Porque lo cierto es que, a pesar de la interesante igualdad con que se ha desperezado de su sueño veraniego esta nueva temporada de futbol sala, hay algo que no ha cambiado: El Pozo y Boomerang han tardado bien poco en quedarse solos en el puente de mando. Con estilos distintos, eso si: Boomerang con unos marcadores ramplones, como el último en Martorell donde volvió a dejar su portería a cero (0-2), muy en su estilo efectivo pero poco vistoso -diríase que se está reservando para mejores ocasiones, confíemos que no sea para cuando nos veamos las caras frente a frente-, y El Pozo, recuperando el espíritu ganador que nos ha caracterizado desde que Duda dirige la orquesta desde el banquillo, con un despliegue de lo mejorcito del amplio repertorio ofensivo con que contamos y que tanto hace vibrar en la grada.

Esta vez le ha tocado sufrir la derrota y nuestro despliegue de entusiasmo y buen juego sobre la pista a todo un F.C.Barcelona, que con su segunda equipación, más que jugadores del hermano menor del astro rey, parecían rotuladores, tal es el tono del amarillo fluorescente de su segunda equipación. Tal vez, como afirmó Marc Carmona -el mister- tras el partido, se encontraron un tanto mermados por las ausencias de tres de sus "iños": Valtinho sancionado y Pedrinho y Marcelinho lesionados, y por la baja forma física de Javi Rodriguez -un nuevo emigrante de la visa que se suma al club-, pero quien se encontró en plena forma fue Arjona bajo los palos, auténtico culpable, junto a la susodicha triada de maderas, de que El Pozo no se anotara otra goleada de escándalo, porque las ocasiones creadas fueron variadas y abundantes, dejando bien patente quien era el amo y señor del partido. A pesar de que tuvimos que volver a remontar el inicial gol de Chico (un brasileño con rizos y buena planta de jugador), con la inestimable colaboración de nuestro Caio Farina, que se limitó a acompañar con la vista (más tarde se resarciría con alguna que otra intervención de mérito), no fue ésta una desventaja que creara duda o tensión alguna.

En este equipo, cuando la maquinaria se pone a funcionar, se inventa un nuevo concepto deportivo: el de la sociedad cooperativa deportiva. Según la Ley del Deporte, en el fútbol existen las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas), muy propia la denominación para algunos equipos donde no se sabe quien trabaja (por eso les cuadra bien lo de "anónimas"). Otras, siguiendo el mismo símil, diríanse Sociedades Limitadas, porque son determinados jugadores los que sustentan la sociedad, normalmente siempre los mismos. Pero el caso de El Pozo es absolutamente especial: una auténtica cooperativa, donde arriman el hombro desde el primero al último... ¡Añadid a la coctelera un buen chorrito de calidad y esa amiga inseparable de la ciencia que es la paciencia, y tendremos el éxito asegurado!

Sólo fue cuestión de esperar, mientras nos deleitábamos con la sucesión de ocasiones y buen juego, hasta que fueron cayendo los goles (Vinicius en la primera parte para empatar tras un bonito tuya-mía con Cobeta y un "bacarazo" que bien hubiera valido por tres en un partido de baloncesto, Joel -tras preciosa dejada de tacón de Wilde- y como guinda del pastel, el premio para el enrachado pichichi). Nada pudieron hacer los catalanes, entre otras cosas porque nada se les dejó hacer.

En el resto de la jornada, el auténtico rey fue el empate. Hasta en cuatro partidos acabaron repartiéndose los puntos: Cartagena prolongó la racha negativa en su paso por Pamplona, donde les acabaron empatando (3-3) un partido que fueron ganando 1-3 (la confianza mató al gato); Zaragoza siguió haciendo honor a la catalogación de equipo revelación hasta la fecha empatando a cuatro tantos en la difícil pista del Autos Lobelle de Santiago, firme aspirante a todo esta temporada; idéntico resultado en Benicarló entre locales y segovianos y un empate menor (2-2) entre Torrejón y Celta.

Algo menos de esa igualdad, tan presente aún en el campeonato -¡y que dure!-, la encontramos en las victorias de Lugo como anfitrión ante sus huéspedes alcarreños (4-2) y en la repetición del resultado obtenido por Playas en su anterior partido, con victoria por 2-5 en Móstoles. Parece que los de Adolfo Ruiz Díaz comienzan a tomarle el pulso a la competición y se enganchan al tren de cabeza. Veremos lo que pueden resistir.

Hablando de resistir, ya hablaremos de eso otro día, lo que se hace difícil de aguantar son algunos a